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El principal objetivo del feedback (o retroalimentación o como alguno ha rebautizado como feedforward) es ayudar a la persona a que mejore. Es decir, no es para machacarle ni hacerle daño. Tiene una vocación de ayuda y si esa no está, mejor no darlo. Por supuesto, hay que saber hacerlo, porque normalmente es una de las tareas que peor gestionamos en las empresas y en nuestra vida privada.
A continuación recojo algunas pistas para hacerlo, que dan muy buenos resultados:
Ser específico:
No: “No te has expresado claramente” o “Has hecho un trabajo excelente” (no ayuda).
Sí: Me ha gustado tu intervención porque has dado en la clave.
Ser descriptivo, no evaluativo.
No: “Está bien o está mal”. “Es incorrecto utilizar esta argumentación”. “Estabas muy nervioso”.
Sí: “Tuve problemas para entender tu postura en la reunión”.
Describir algo sobre lo que la persona pueda actuar.
Si la persona no puede actuar sobre su voz, mejor no decírselo.
Sí: “Quizá deberías respirar más profundamente antes de empezar tu exposición para rebajar los nervios”.
Escoger uno o dos temas en los que la persona pueda concentrarse. Evitar las interferencias relacionadas con los motivos, intenciones o sensaciones (a veces parece que vamos con una bola de cristal imaginando lo que piensa el otro)
No: “No pareces muy entusiasmado con esta presentación”Sí: “Variando la velocidad y el volumen del discurso conseguirías un estilo más animado”.
Fuente: http://www.pilarjerico.com/blog/
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